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miércoles, 27 de junio de 2012

El precio de los libros


No voy a descubrirle a nadie a día de hoy que el mercado editorial es un negocio, uno de los más importantes de este país, y que la mayoría de editoriales grandes pelea por colocar la mayor parte de sus títulos en la lista de los más vendidos sin preocuparse demasiado por la calidad u originalidad de su producto. Lo importante es que vendan.

¿Menuda sorpresa, verdad? Lo cierto es que a colación de la polémica sobre los precios de Danza de dragones (el quinto libro de la serie de Canción de Hielo y Fuego, famosa por su adaptación televisiva Juego de Tronos) que ha desatado la ira de no pocos lectores al ser muy inferior a sus equivalentes en inglés (no así en francés, italiano o alemán, todo hay que decirlo) me pregunto qué está dispuesto a pagar un lector por un libro.

Me explicaré. Es cierto que los libros de Gigamesh son caros, como caros son los libros de Impedimenta, Alba, Páginas de Espuma o Valdemar, por seleccionar algunas editoriales que realizan una labor selecta y unas ediciones muy cuidadas. Cada vez que he pagado más de 20 euros por un librito de 200 páginas, o más de 30 por uno en tapa dura, me he preguntado si merecía la pena. Desde luego, ellos basan el juego en su exclusividad: nadie más se va a molestar en editar esos libros, así que si lo quieres vas a tener que pasar por caja. Y sí, son caros, pero, ¿se corresponde con el artículo que te llevas a casa? Es lo mínimo que se puede exigir con esos precios.

Otra cosa es considerar si el IVA superreducido se debería aplicar a libros de lujo, algo que, en mi opinión, sería discutible. Quizá de ese modo se ajustarían más los precios o al menos se fomentaría la aparición del libro de bolsillo o al menos el paso al digital. Hay que decir que Impedimenta ya está poniendo varios de sus libros en ebook y la diferencia de precio se nota. En el caso de Alba, esa diferencia se nota menos. Otras editoriales consideran que si no publican con la calidad, o el sistema, que les gustaría en ebook, pues no publican.

Y a eso voy. Cuando compras un libro, ¿qué esperáis de él? Me refiero al apartado físico, claro, aunque supongo que todos querremos lo mismo. Buena calidad del papel y la encuadernación, buena traducción, buena tirada para no perder tiempo buscándolo y además a menos de 20 euros de precio. ¿Qué estaríais dispuestos a sacrificar de todo eso para mantener un precio ajustado? Es más, ¿qué precio consideráis justo por un libro muy bien editado?

Os espero en los comentarios no sólo para que contestéis a estas preguntas sino para que planteéis vuestras propias dudas. Yo ya tengo una: ¿Hacia dónde va la industria editorial? ¿A publicar mucho en calidad bolsillo o a poco en edición de lujo?
Alfredo Álamo

Fuente: http://www.lecturalia.com/blog/2012/06/27/el-precio-de-los-libros/


domingo, 19 de febrero de 2012

Los satélites del libro




En Lecturalia hemos publicado una serie bastante completa de artículos que analizan el proceso completo de producción de un libro, desde su escritura hasta su venta, explicando la función de todos los profesionales que suelen intervenir en dicha cadena, desde agentes literarios hasta encargados de prensa. Pero de lo que no somos conscientes por lo general es del negocio que se genera alrededor de ese proceso, un negocio relativo a los servicios complementarios por y para el escritor, que pueden ser útiles, necesarios o simplemente absurdos.

El escritor Ewan Morrison comentaba hace poco en un artículo para el periódico británico The Guardian que le resultaba sorprendente que la publicación de su obra The End of Books, un ensayo sobre el futuro del libro en una industria cambiante, le procuraría mayores ingresos que sus propios libros de ficción. Morrison se mostraba asombrado de que, a pesar de contar con un reconocimiento aceptable para sus obras, su ensayo, de una naturaleza mucho más práctica, producía una avalancha continua de invitaciones a conferencias, congresos y lecturas; evidentemente la industria editorial estaba muy interesada en lo que tenía que decir, pero también los propios escritores, preocupados por los cambios que están afectando a su ya de por sí volátil profesión. Morrison apuntaba, con gran acierto, que estamos en un momento burbuja en el que crece de manera exponencial la demanda de información para escritores en estos tiempos inciertos: las librerías, sobre todo las virtuales, están llenas de libros que explican cómo crear y vender un libro electrónico.

Algo parecido ocurrió (y hasta cierto punto sigue ocurriendo) con las bitácoras online. Si bien sólo hay una decena de personas en el mundo que pueden haberse hecho millonarias con su blog (y gran parte de ese dinero proviene de ofrecer cursos, conferencias y actos similares, por no hablar de ventas de productos afiliados), se produjo una explosión de manuales para crear blogs de éxito. Ahora que los blogs parecen entrar en declive frente al poder de atracción de las redes sociales, surgen obras especializadas, unidas también a conferencias, talleres y cursos, dedicadas a enseñar al escritor a promocionarse a través de éstas. Uno no puede dejar de preguntarse si los escritores que realmente han obtenido un gran número de ventas gracias a las redes sociales estaban apuntados a estos cursos o si han recurrido a a) un talento natural de márketing o b) un spam tan insidioso y pesado que todo el mundo ha acabado comprando su libro sólo para poder respirar tranquilo. Por no mencionar que los escritores que han conseguido un alto volumen de ventas a través de las redes sociales son, realmente, muy pocos, y deben su éxito más bien a conceptos novedosos de venta e ideas de promoción muy originales y creativas.

El escritor se halla sujeto a la caza y captura al igual que lo está el ciudadano medio. El mercado está repleto de libros sobre cómo enriquecerse en cinco minutos, perder ocho kilos en tres días o encontrar la felicidad en los posos del café, ¿cómo no iban estos mismos productores de libros en cadena aprovecharse de esta burbuja de la que habla Morrison? Y cuando la burbuja explote, cuando el mercado esté saturado y/o el escritor decida que no necesita ocho manuales de cómo vender millones de libros a base de anuncios en Tuenti, no importará: siempre habrá un nuevo campo que explorar.

Fuente: http://www.lecturalia.com/blog/2012/02/19/los-satelites-del-libro