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sábado, 14 de julio de 2012

Una ciudad entera convertida en biblioteca digital



En la ciudad austriaca de Klagenfurt no existe ninguna biblioteca municipal, sin embargo, a partir de ahora sus vecinos van a poder acceder a la lectura como un servicio más.

Gracias a una iniciativa denominada Proyecto Ingeborg (en honor a la excepcional escritora y poeta Ingeborg Bachmann, que nació en dicha cuidad) y a los códigos QR y chips NFC (Near Field Communication) los vecinos van a poder disfrutar de la lectura.

Las pegatinas con estos códigos están repartidas por toda la ciudad. Se trata de libros de dominio público -en su mayoría del Proyecto Gutenberg-, en ocasiones situados en sitios relevantes de la ciudad en relación al autor o tema del libro (el ejemplo que pone el artículo de donde hemos tomado la noticia es el del libro “El Asesino”, del también escritor austríaco Arthur Schnitzler, cuya pegatina con el código QR está en, cómo no, la comisaría de la ciudad; pero en su página también podemos ver que “El sueño de una noche de verano”, de Shakespeare, lo han situado en las inmediaciones de la playa).

 Los lectores no tendrán más que acercar su Smartphone para acceder directamente a la dirección web y descargar el libro.

Los creadores de esta iniciativa quieren demostrar los múltiples usos de este tipo de tecnologías y el servicio que pueden ofrecer, pero también dar cuenta de lo anacrónico de las leyes de propiedad intelectual que impiden que durante 70 años, los lectores no puedan acceder a libros de dominio público.
En la web se puede ver dónde están los libros o también buscar los lugares susceptibles de acoger alguno de estos ebooks. Con este proyecto han conseguido hacer de toda la ciudad una gran biblioteca digital.

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viernes, 13 de abril de 2012

Las Bibliotecas de Oxford y Vaticano digitalizaran 1.5 millones de páginas de sus colecciones antiguas



Por un acuerdo entre la Biblioteca Vaticana y la Biblioteca Bodleiana de Oxford, ambas instituciones digitalizarán 1,5 millones de páginas de sus colecciones antiguas para ponerlas a disposición del público a través de internet.
Las bibliotecas de la Universidad de Oxford y del Vaticano anunciaron hoy que colgarán en internet miles de textos griegos, hebreos y del Renacimiento italiano para su consulta gratuita.

Por un acuerdo entre la Biblioteca Vaticana y la Biblioteca Bodleiana de Oxford, fundadas, respectivamente en los siglos XV y XVI, ambas instituciones digitalizarán 1,5 millones de páginas de sus colecciones antiguas para ponerlas a disposición del público a través de Internet, dijo Efe.

Los textos incluyen obras de Homero y Platón, los manuscritos hebreos más antiguos que se conservan y algunos de los primeros libros italianos impresos durante el Renacimiento.

También se digitalizarán obras de Sófocles e Hipócrates, una copia de la Biblia escrita en Italia alrededor del año 1100 y colecciones de estudios de la Cábala y el Talmud.

Dos tercios del material procederán de la Biblioteca Vaticana, fundada en 1451 por el papa Nicolás V, que contiene más de 1,6 millones de libros impresos y 180.000 manuscritos.

El resto serán colecciones almacenadas en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad británica de Oxford, que almacena más de once millones de obras.

El trabajo de digitalización de estas obras durará alrededor de cuatro años y permitirá reunir fragmentos de textos que durante siglos han estado dispersos.

Sarah Thomas, de la Bodleiana, señaló que esta iniciativa permitirá superar las limitaciones de tiempo y espacio que durante años han obstaculizado la investigación académica.

"Los estudiantes podrán analizar estos documentos con un enfoque moderno gracias a su disponibilidad online. El mundo de hoy es el de la conexión global", apuntó Thomas, según informa la página web del diario "The Guardian".

El máximo responsable de la Biblioteca Vaticana, Cesare Pasini, destacó que esta colaboración supone la entrada de esta institución en la era digital y el cumplimiento de su misión para beneficiar la ciencia y la cultura.

El doctor Leonard Polonsky, cuya fundación homónima subvencionará la iniciativa, apuntó que "la tecnología del siglo XXI ofrece a las instituciones culturales esta oportunidad de colaborar para difundir la información, el conocimiento y la experiencia que almacenan".

Fuente: http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/cultura/120412/las-bibliotecas-de-oxford-y-vaticano-ofrecen-gratis-miles-de-libros-en

martes, 19 de octubre de 2010

Organizar por materias: dos elecciones

 

 
 
Pensemos en la visita a una buena librería, o a una buena biblioteca de las que dan acceso abierto a las  estanterías. Uno llega a la zona de su interés y ahí están: al lado de libros que ya hemos leído, y de otros cuya existencia conocíamos, aquellos de los que ni habíamos oído hablar, y que sin embargo encontramos a nuestra disposición…
Las clasificaciones temáticas permiten explorar lo existente, y por eso son herramientas insustituibles en un universo como el de los libros, complejo y extensísimo. Y en el terreno del acceso digital a las obras son un elemento sencillamente vital. La clasificación temática es uno de los elementos que, como el autor, el título, el editor, el año de publicación y otros metadatos, van a servir para guiar al lector al encuentro del libro. Y quizás será uno de los más importantes para la exploración y la serendipia.
Se encuentran dos orientaciones en este delicado tema: la bibliotecaria (siglos de organización de vastos conjuntos de obras especializadas, orientadas a la consulta) y la librera-editorial (décadas de organización de conjuntos contemporáneos, con miras a la venta).
Pues bien: dos decisiones de sendos mediadores entre los libros y el público muestran el papel creciente que va a tener esta cuestión en el campo de las obras digitalizadas.
 
Google, para Google Libros (y, suponemos, para las futuras Google Editions) está utilizando el sistema BISAC (Book Industry Standards And Communications), división del Book Industry Study Group. El problema es que BISAC está orientado al comercio: es lo que  "la industria del libro [de Estados Unidos y Canadá] usa para decir a los libreros dónde poner los libros en las estanterías", como señaló Geoff Nunberg en su post de hace un año, titulado expresivamente: "Google Libros: un descarrilamiento de metadatos".
Cito a Nunberg:
La pregunta es por qué Google decidió  en primer lugar utilizar estos encabezamientos [los de BISAC]. (Clancy [ingeniero en jefe del proyecto de Google Libros] niega que fueran los editores quienes se lo pidieron, aunque esto podría tener que ver con sus propias ambiciones de competir con Amazon). El esquema BISAC se adapta bien para organizar las estanterías de una moderna cadena de librerías con 10 kilómetros de estanterías, o una pequeña biblioteca pública donde los consumidores ordinarios o los clientes buscan libros en las estanterías. Pero no ayuda particularmente si vuelas a ciegas por una biblioteca  con varios millones de títulos, incluyendo obras académicas, extranjeras, y grandes cantidades de libros de los primeros periodos.
Con la llegada de Google Editions, está todo más claro: Google clasificará sus libros según el estándar comercial, porque quiere venderlos (o que los vendan a través de su servicio). Los muchos errores de clasificación que denunció Nunberg pueden irse subsanando, pero la clasificación de materias seguirá apuntando a compradores o lectores de base, y además de cultura norteamericana, y no a usuarios especializados de cualquier parte del mundo.
La buena noticia paralela es que  un proyecto que agrupa muchas universidades americanas y que se nutre básicamente de las digitalizaciones de Google, Hathi Trust (hablamos de él hace dos años), está trabajando para dar acceso a las obras a un público profesional con herramientas más avanzadas y criterios más bibliotecarios.
 
Mientras tanto, el servicio de información sobre libros españoles en venta, DILVE, promovido por las editoriales españolas, está trabajando también en la clasificación por materias. Hasta ahora lo único que funcionaba era la clasificación del ISBN, basada en un estándar bibliotecario utilizado desde hace años en España y en otros lugares: el la CDU. Ya fuera por inadecuación progresiva de la clasificación a la realidad cotidiana, o por descuido de las editoriales en la asignación de materia (que de todo hubo, y quizás más de lo segundo), el sistema se ha revelado insuficiente.
Una comisión recién creada, y en la que participan FGEE, FANDE, CEGAL, Grupo Planeta, Grupo SM, Grupo Santillana, Casa del Libro, El Corte Inglés, FNAC, Librerías Bertrand, Librería Diógenes, Troa Librerías y Libranda ha elegido el sistema BIC, Book Industry Communication, también de intención comercial (no bibliotecaria), nacido en la Gran Bretaña y utilizado además en Australia y Nueva Zelanda. El sistema deberá adaptarse en materias concretas a la realidad española.
DILVE funcionará como el eje en torno al que se articulará la información tanto sobre obras en papel como electrónicas, lo que da idea de la importancia de este paso.